Tuesday, March 29, 2011

Mis "mofongueros" / Fellow "mofongueros"


Queridos "mofongueros" les anuncio que a petición de mis twitter-amigos Jose Reyes (Joejoejoe89) y Shuying Tang (@sct90) estaré haciendo twit-cam al llegar a los 6,500 followers. Rieguen la voz!
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Fellow "mofongueros" just wanted to let you know that my tweet-friends Jose Reyes (Joejoejoe89) and Shuying Tang (@sct90) gave me the great idea of doing a tweet-cam once I reach 6,500 followers. Spread the word!


FEATHERS by Brook Magrey

El pasado domingo tuve el privilegio de trabajar para Brooke Magrey, dueña de la tienda Lunch Money, para promover su nueva linea de plumas para el cabello. Me encanta ese estilo de los '70. También tuve la oportunidad de trabajar con un gran talento boricua Rafael A. Leyva.

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Last Sunday I had the privilege of working with  Brooke Magrey, owner of Lunch Money, to promote her new line of feathers. I love that look from the '70s. I also got a chance to work with a great talent from Puerto Rico, Rafael A. Leyva.






Monday, March 28, 2011

Lost in Translation... EL Casting/ THE Casting


Esta semana comencé mis clases de actuación y lo primero que nos enseñaron es la importancia de la primera impresión que causes ante un director de ‘casting’. Ayer tuve una audición en la cual tenía que ir vestida con una camisilla sencilla, pantalones cortos y botas. Puse en práctica mi nuevo conocimiento.

“CLACK CLACK CLACK” sonaban mis botas contra las losas de mármol mientras caminaba inocentemente hacia la lista para anotarse. El alboroto de mis botas rompió con el silencio y causó que las modelos que esperaban sentadas se viraran a mirarme. Por un segundo me quede inmóvil ante la incomodidad de tener un salón lleno de modelos que me quemaban con sus miradas. Sonreí como disculpándome y caminé en mis puntillas hacia un asiento vacío. “¡Mariana Vicente!” grito la asistente dejándome saber que era mi turno. Me levanté y nuevamente todas me siguieron con la vista hasta entrar al cuarto de audición donde me esperaban sentados con caras de aborrecidos el director del proyecto, la directora de casting y la productora. Ahí me dieron una breve y apresurada explicación en inglés de lo que tenía que hacer. Fácil. Caminar desde la esquina del cuarto hasta una silla, sentarme y subir las piernas en una mesa; entonces la directora de casting añade a la explicación: “…but be careful when you put your legs up, we don’t want to see your crotch.” Osea, que tenga cuidado que cuando suba las piernas no se me vaya a ver la “cuestión”. Aparentemente ya le había sucedido a varias modelos anteriores a mí porque todas teníamos pantalones cortos. 

En mi mente pensé que no iba a ser problema pues mis pantalones estaban bien ajustados pero desafortunadamente no verbalicé bien mis pensamientos y lo que salio de mi boca fue: “Don’t worry, its very tight” mientras me señalaba la entrepiernas. BOOM. Una explosión de carcajadas. Frustrada ante el hecho de que no podía tomar crédito por el “chiste” que acababa de hacer (pues ni sabia cual era), le di pausa a mis alrededores como en la película “The Adjustment Bureau” y me puse a analizar cuidadosamente lo que había sucedido. Ok, ella me dijo “…we don’t want to see your crotch” y yo le contesté que no se preocupara porque mis pantalones son bien estrechos.  Bueno, no necesariamente mencione la palabra “pantalones” pero le dije “Don’t worry, its very tight” mientras me señalaba entre… las… piernas… Osea, que en un proceso de 5 segundos le di una breve, y completamente innecesaria, explicación a todos de como eran mis partes privadas sin querer. AWKWARD. Me disculpe entre risas por mi mala traducción. “No te preocupes, nos hiciste el día” me contestaron y continuamos con la audición. Mientras me despedía al finalizar me di cuenta que sus caras de aborrecidos habían desaparecidos. ¿MISSION CUMPLIDA? ¡Tanto para una buena impresión! Estoy segura que nunca me olvidaran, aunque probablemente por las razones equivocadas.

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This week I finally started my acting classes. The first thing that we were taught was the importance of first impressions with casting directors. Yesterday, I had a commercial audition where I had to wear a plain t-shirt, short shorts and flat boots. It was a great opportunity to put into practice my first day’s worth of acting knowledge.

 My boots clacked against the marble floor as I entered the waiting room and walked over to the sign up sheet. I didn’t realize how noisy I’d been until I noticed everyone in the room staring at me. In that uncomfortable silence, I smiled at everyone trying to apologize for breaking whatever concentration you can actually have for a commercial audition. I tiptoed over to an empty chair and waited patiently for my turn. “Mariana Vicente!” someone yelled. I “clacked” my way to the audition room as I felt a hole in my forehead from all the burning eyes staring at me. Inside, the casting director, the director for the commercial, and the producers sat in a couch either completely bored with the casting process, or unsatisfied with the people auditioning so far. I was given a quick explanation of what I was supposed to do. It was a piece of cake. Just walk over from one side of the room to the other, sit on a chair, and put my legs up on the table. Then came the warning. “Be careful when you put your legs up, we don’t want to see your crotch.” (Apparently it was a problem that a lot of the models with short shorts were having.) 

I immediately thought, “That shouldn’t be a problem for me because my shorts are really tight around my thighs. That’s what I thought, unfortunately the only thing that came out of my mouth was, “Don’t worry, it’s very tight!” as I innocently pointed to my thighs. BOOM. The entire room burst into a fit of laughter I was not ready for. It felt like the complete opposite of bombing when you’re trying to tell a joke that doesn’t work at an open mic. This time, however, I said something apparently so clever, that I was killing! But I had no clue what it was! I froze time (Saved by the Bell style) and forced my brain to replay the last moments leading up to the hilarious punch line. Ok, so she said “…we don’t want to see your crotch” that was fine, then I thought about my pants being tight, and I informed them of that, but wait… did I actually mention the word ‘pants’ in the sentence? No I didn’t, but I pointed at my… crotch. (Cue Sixth Sense soundtrack) So basically, I just gave them a brief and unnecessary description of my private parts… AWKWARD. I laughed and quickly apologized for the misunderstanding, but at that point it didn’t matter. “Don’t worry, you just made our day!” they replied as they settled back from manic laughter to auditioning mode. So much for first impressions! I’m pretty sure they’ll never forget me, I’m just not really sure it’ll be for all the right reasons.


Thursday, March 24, 2011

Mis "mofongueros" / Fellow "mofongueros"

Fotografía por: / Photography by: Yaritza Ortiz
Para más información: / Contact Information: yari_ortiz@yahoo.com








Tuesday, March 22, 2011

Mis "mofongueros" / Fellow "mofongueros"

"Mariana que es lo que Hay? Sino llega a ser por tu blog hubiese pensado lo mismo jaja!"
Yaritza Ortiz @Nashville

Sunday, March 20, 2011

I have a dream...

Los sueños son bien interesantes. Hay quienes tienen sueños coherentes y hay otras personas, como yo, que tienen sueños totalmente ilógicos. Pero, ¿Cuáles es la función de un sueño? Me pregunto. ¿Son proyección de nuestro inconciente o pronostico de nuestro porvenir? Nada esta definido, pero lo que si podemos dar por seguro es que los sueños tienen su propio diccionario y ¡hasta su propio doctor!

Hace varios años visite a una psicóloga  especialista en la interpretación de sueños con la curiosidad de comprender ese “mogollo” de disparates que yo soñaba. Llegue a su oficina con la retención de una hormiga, pues no quería que nada me desenfocara y me hiciera olvidar del sueño que había tenido la noche anterior (soy un poco despistada). Me senté en el sofá de los pacientes a esperar. A mi lado, una pequeña fuente de agua (como esas que venden en Brookstone con las piedritas) me quito la concentración dándome ganas de ir al baño en vez de tranquilizarme.

Para ser honesta, no me sentía completamente cómoda con la idea de estar sentada en una oficina frente a una desconocida que te examina desde un asiento distanciado. Y por alguna razón me sentí como en American Idol (si fuera una competencia de sueños) a punto de ser evaluada con un foco de luz deslumbrándome sobre el rostro. Y llegó el momento de des-embotellarme el sueño. Esto es lo que dije:

“Estaba parada en la cima de una loma. Miraba hacia abajo visualizando la escuelita de actuación que iba a construir. Giro hacia el lado y me encuentro una plataforma vacía, y por alguna razón sé que se supone que un padre le construya una casita de madera a su hijo en ese lugar. Siento nostalgia. En eso llega mi esposo y mi hija a recogerme para irnos de viaje. Y como por arte de magia, aparezco en un puente. Este puente es largo y plateado y esta sobre un cuerpo de agua amplio y plateado también. Al final, nos espera un domo de cristal. Entramos al domo y parece ser el hogar de Santa Claus, pues nos espera sentado. Le dice a mi hija, “¡Jo Jo Jo! Ven niña y dime que deseas.” Ella le contesta con un susurro en el oído mientras que el alza la vista y me mira con desdicha. Mi niña se para contenta y se va de la mano de su padre. Yo me quedo admirando la belleza del lugar y Santa Claus me invita a sentarme en su falda para pedirle un deseo. “No, gracias. Ya yo soy adulta. Yo no hago esas cosas”, le contesto. Pero el me convence y al sentarme en su falda inmediatamente tengo una visión de otra “Mariana” llorando con un bebe entre sus brazos y peleando con su madre. Y como si fuera un hechizo, me trasporto a un sótano en donde estoy encerrada con distintas versiones de mi misma. Hay una Mariana vestida de blanco que parece estar feliz inclusive cuando se encuentra secuestrada y encerrada en un sótano. Otra Mariana vestida de princesa, llora sin cesar. Finalmente aparece la Mariana de mi visión, vestida de negro y dice molesta, “Si yo sufro, ¡ustedes también van a sufrir!” En eso, en la puerta de entrada se posa un vampiro hambriento y la Mariana mala desaparece. Nos reunimos las tres Marianas y comenzamos a discutir lo sucedido. La princesa siguió llorando y se rindió ante la idea de escapar mientras que la Mariana vestida de blanco respondió con plena confianza, “¡Claro que si! Ya verán, ¡voy a trazar un plan de escape y pronto seremos libre!” Mientras estudiaba a las demás versiones de mi misma, no pude evitar preguntarme cual era yo. Pensé en mi familia, en la escuelita que quería abrir y me abrazo un sentimiento de soledad que rápidamente se convirtió en furia. En ese momento realice que yo era la versión madura de mi misma. Observé al vampiro acercarse a la princesa como perro hambriento. Y sin pensarlo dos veces, aproveché su distracción y ¡corrí hacia la puerta así logrando escaparme! Detrás de mi, la Mariana feliz también escapo dichosamente mientras que la princesa se quedo atrás. Aparezco nuevamente el la cima de la montaña, esta ves me asombra descubrir que la casita de madera se encuentra completada en la plataforma. Me siento feliz.”

Termino. La doctora hace apuntes en su libreta con las cejas elevadas. Me asiente con la cabeza y dice, “¡Hace tanto sentido!” “¡¿Hace sentido?!” le contesto extrañada. Y ella me responde:

“Ves, al principio cuando te encuentras en la cima de la montaña mirando hacia abajo, significa que estas contemplando tu vida y tus planes futuros. Te da nostalgia ver la plataforma vacía porque esa casa de madera representa la estructura de ti como persona que no esta completada todavía. El puente y agua plateada significa que estas entrando a tu subconsciente. Santa Claus representa esa figura mágica que puede lograr lo que sea. Tu hija no es tu hija, eres tu misma cuando niña y representa tu inocencia. Por eso Santa Claus te mira con desdicha, porque conoce tus deseos y percibe lo que te va a ocurrir en el momento en que te sientes en su falda. Ves una visión de otra Mariana, la versión oscura. Todos tenemos una, se llama “la sombra”. Es todo los pensamientos negativo que tenemos sobre nosotros mismos, “No puedo hacerlo. No soy suficiente. No me lo merezco” etc. Ella te traslado a un sótano (equivalente de subconsciente) en donde te encerró con otras versiones de ti misma. En otras palabras, todo lo que te compone. Ella sufría así que las cohíbe a ustedes de exteriorizarse. El vampiro se alimenta de sangre, el representa todo lo dañino que te quiere quitar las energías. La princesa representa la percepción que la gente tiene de ti. Ella llora porque no es comprendida. La Mariana vestida de blanco es agradable, accesible y positiva. Tu representabas tu lado dirigente. Y bajo las circunstancias pudiste salvarte y llevarte contigo todo lo bueno y dejar atrás lo innecesario. Por eso cuando regresaste a la cima encontraste terminada la casita sobre la plataforma. Estas realizada.”

Me quedo mirando al vacío estupefacta mientras mi mente trata de asentar toda la aclaración. En ese momento comprendí el valor de nuestros sueños y como través de ellos podemos accesar nuestros mas profundos sentimientos y preocupaciones. Aproveche el momento y le digo: “Entonces, hace varios días soñé que Gilbertito Santa Rosa me estaba mirando pero el estaba debajo del agua.” “Hm.… No. No tiene sentido.” ¿Cómo que no tiene sentido? Pienso. Santa Claus tiene sentido, un vampiro tiene sentido, muchas versiones de mi misma tienen sentido, pero ¿Gilbertito debajo del agua es una locura? “No hay nada que pueda inferir de eso, disculpa.” Me aseguró mientras hojeaba su “Diccionario de los Sueños”. Y ahí concluí que la Doctora no pudo interpretar mi sueño no porque no hiciera sentido, ¡sino porque no hay información en su libro sobre Gilbertito Santa Rosa! Y se me ocurrió una brillante idea: “Diccionario de los Sueños Criollos”.

 ¿Qué va a pasar cuando alguien sueñe que esta en la placita de Santurce tomándose una Medallita bien friiia y de repente entra Calle13 y empieza a cantar un aguinaldo con Tavin Pumarejo mientras Maripily se come una alcapurria y tu piensas “Éramos muchos y parió la mula”?

¡Van a necesitar el “Diccionario de los Sueños Criollos”!

¡Búscalo ya!


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Dreams are really interesting, but mostly confusing. There are people in this world who always manage to have coherent and exciting dreams, and there are others, like myself, who can never make sense of what happens when they go to sleep. What is the purpose of a dream, if I may ask?  Are they a projection of our unconscious or a prediction of the future? Nothing is for sure except for the fact that dreams function within their own set of rules, and people often try to specialize in the process of interpreting them.

A couple of years ago, I had the opportunity to speak to a psychologist that specialized in that field. I was very curious to find out what she thought of a dream I had the night before. I remember I was doing all I could that morning to concentrate on every possible detail of the dream so I wouldn’t forget any of it. (I’m usually pretty absent minded when it comes to certain things… like everything.) I sat in her office willing myself to remember as much as I could. There was a small “Zen” fountain, (the kind you can find at Brookstone or SkyMall… the American Airlines catalogue) but instead of making me calm, it was making me go to the bathroom.

I’ll be honest; I wasn’t completely comfortable with the idea of sitting down with a complete stranger and sharing my dreams like a crappy version of American Idol, but without the singing. It was a spotlight shining on all my insecurities followed by judgment coming from someone that wasn’t a family member. It was time to get the dream out of my system before it was too late. This is what I said. (Try to keep up!)

“I was standing at the top of a mountain looking over what would soon be an acting school I knew in my mind I was supposed to be opening. I look to my side and I notice an empty platform and I know that a father figure is supposed to build a small wooden house for his son in that spot. I feel sad. My husband arrives with my daughter because we are going on vacation. All of a sudden, I’m standing in a silver bridge over a silver body of water heading towards a beautiful crystal dome. This dome is Santa Claus’ home, where he awaits for us patiently. “Ho, Ho, Ho! Come on in little girl, sit on my lap and tell me what you desire.” He calls upon my daughter. She races to his lap and whispers in his ear. He looks up to me with sorrow. My daughter walks to her father’s arms and they leave. I stand there in awe looking at the dome. Santa Claus invites me to sit on his lap “No, thank you. I don’t do that anymore.” I replied. But he convinces me, and as soon as I sit on his lap, I have a vision of myself, but it’s not me, and she’s crying with a baby in her arms while fighting with her mother. I vanish and reappear in a basement where I’m locked in with three versions of myself. There’s happy Mariana dressed in white and she’s way too optimistic for someone locked in a basement. The other Mariana is dressed as a princess and she cries incessantly. Finally there’s an evil Mariana and she’s dressed in black. The ‘Dark’ Mariana screams at us, “If I have to suffer, you all have to suffer along with me!” At that moment, a hungry vampire appears in front of the locked door and the evil Mariana vanishes. The remaining ‘Marianas’ and myself get together to discuss what’s going on. The princess cries and gives up quickly while the happy Mariana plots an escape. I couldn’t help looking at them and wondering which Mariana I was. I thought of my family and the acting school I wanted to open and felt loneliness that soon became anger. And just like that, I realized I was the mature version of myself. I noticed how the vampire headed for the princess like a hungry dog tempted by a piece of steak left out and forgotten. I stood up with an unexplainable force and took advantage of his distraction to run towards the door and escape! Behind me, happy Mariana escaped, while the princess stayed behind. I am transported back to the top of the mountain, but this time I’m amazed to find that the little wooden house on top of the platform is now built. I feel happiness.”

And that was it, the end of the dream as far as I could remember it. The doctor took notes while she raised her eyebrows. “It makes so much sense!” she said. “It makes sense?” I replied confused.

“See, at the beginning when you are at the top of the mountain you are looking down on your life and your future plans. You feel sad when you notice the empty platform because the wooden house represents the structure of you as a person. The silver bridge and body of water represents you entering your subconscious state. Santa Claus represents the magical figure that can make anything happen. Your daughter is not really your daughter; it is ‘you’ as a child. Santa Claus looks up at you with sorrow because he foresees what will happen. You have a vision of another “Mariana”, the dark version. Everybody has one; it’s called “the shadow”. It represents every negative thought we have about ourselves, “I can’t do it. I’m never good enough. I don’t deserve it” etc. She transported you to a basement, (the equivalent of your subconscious) where she locked you in with other versions of yourself. In other words, everything that makes you who you are. She’s suffering, so she wants to hold you back. The vampire feeds off blood (energy). The princess represents the perception that people have of you. She cries because she feels misunderstood. The happy Mariana is the accessible, fun loving version of yourself. And you represented their leader. Under those circumstances, you were able to save yourself, taking everything that was needed and leaving everything else behind. That’s why when you return to the top of the mountain you find the finished version of little wooden house. You are now fulfilled.”

I stared at the wall, astounded, while my brain tried to make sense of the explanation to what I originally thought was a nonsensical dream. At that moment I truly understood the value of dreams, and how through them, we can access our deepest, most incomprehensible thoughts and feelings.

I wanted to prod further.

I tell her, “So, a couple of nights ago I dreamt that Gilbertito Santa Rosa (a Puerto Rican Salsa singer) was staring at me, and he was underwater.” “Hmm… No. That doesn’t make any sense,” she said. What do you mean it doesn’t make sense? Santa Claus makes sense, a hungry vampire makes sense, and three Marianas make sense, but Gilbertito staring at me while underwater, now that’s crazy talk!? “There is nothing I can infer from that, I’m sorry” she assured me while looking through her “Dictionary of Dreams”. That’s when I realized that she couldn’t make any sense of that dream, because there was no information on Gilbertito Santa Rosa in her dictionary, which led me to a brilliant idea!

The “Dictionary of Dreams: Puerto Rican Edition”.

Think about it… What’s going to happen when somebody dreams that they are hanging out in  “la Placita de Santurce” (main square of Santurce, Puerto Rico) having a nice cold Medalla (Puerto Rican beer) and all of a sudden Calle13 (Puerto Rican artist) starts singing an aguinaldo (traditional Puerto Rican music) with Tavin Pumarejo (another Puerto Rican artist) while Maripily (Puerto Rican…) eats a greasy alcapurria (traditional Puerto Rican fritter) and you think “Éramos muchos y parió la mula” (the equivalent of Two’s company, Three is a crowd)?

 Then they will need the “Dictionary of Dreams: Puerto Rican Edition”!

BELIEVE IT!


  Dictionary of Dreams: Puerto Rican Edition
From A (afrentao’) to Z (zángano)
  

Sunday, March 13, 2011

“Hello, Hello (¡Hola!) I’m at a place called vertigo (¿Dónde esta?)” –U2

PRÓLOGO
por: Isayma Morales (mi madre)
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He escuchado en más de una ocasión que uno le pasa los miedos a sus hijos… ¿Conducta aprendida o genes?

Mariana tenia poco menos de 2 años, estábamos en Plaza Las Américas entramos a Novus a ver zapatos y saqué a Mariana del coche, se fue de la mano de su padre mientras yo veía calzados.  Al rato el ruido de la fuente de Plaza captó mi atención y creí que era buena idea mostrársela a la nena. “Lleva a la nena a ver el chorro de agua.” “¡Mira Mariana que chorro tan grande de agua!” decía con entusiasmo su papá. Me quedé frente a la tienda mientras su padre, de la mano, la llevaba hacia la baranda de acrílico donde a través del mismo ella gozaba del espectáculo.  Mariana siguió caminando mientras miraba el tope de aquel golpe de agua tan ruidoso.  Le soltó las manos a su padre y las recostó sobre la baranda mientras seguía con la vista la cima, de pronto el agua fue bajando, bajando y bajando hasta que muy abajo en la base de la fuente se desapareció y yo aplaudí.  

Su papá y yo aplaudíamos celebrándole el acto, fue aquí cuando sucedió. Mariana retiró sus manos de la baranda tembló como el que no sabe que hacer con sus manos, entonces las puso en el piso y caminó como araña hacia la pared contraria. Se paró y quedó petrificada con sus ojos bien abiertos, jadeando.  Yo avancé  hacia ella y cuando la toqué me rechazó haciendo fuerza contra la pared. Su padre me dijo que parecía que algo la había asustado y yo dije, “¡Ay no! Pobrecita… ¡yo se lo que siente!” Ahí supe que no lo había aprendido de mi, nació con eso. Ese miedo a estar suspendido en el aire, es más que un miedo a las alturas, es la conexión entre el tuétano de nuestros huesos y ese espacio imprudente que nos saca la lengua en forma de burla.

¡Lo siento nena! ¡Te amo!
-Mami
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Le tengo fobia a las alturas desde que tengo memoria. Literalmente. ¿No me crees?  Tu sabes cuando alguien te pregunta, ¿Cual es la memoria mas primitiva que tienes? Una muchacha normal respondería: Jugar con los maquillajes de mi mama; Hacerme “nini” encima en el cuido; Las navidades cuando “Santa Claus” me trajo el jeep de Barbie, o algo similar. Mi memoria mas primitiva es tener pesadillas de que estoy sentada en el columpio brincador que mis padres instalaron de las escaleras de mi casa. Miro hacia arriba y se rompen los tirantes; miro hacia abajo y no hay piso, solo un hoyo negro al que me voy cayendo hasta levantarme con un brinco. Estoy segura que tenía poco más de 1 año cuando tuve esta pesadilla.

Con la edad se ha empeorado. Creo que es el hecho de estar consiente de los peligros que nos rodean. Sin embargo nunca me ha dado miedo a viajar en avión. Irónico, lo se. Pero como viajaba mucho desde niña y nunca sucedió nada peligroso, no asocié el viajar con mi miedo a las alturas. Además, tengo que aclarar, que mi miedo es bien especifico. Trataré de explicarlo. Para comenzar, sólo me dan miedo las alturas en situaciones donde me sienta expuesta a la elevación. En otras palabras, todo lo que no tenga soporte o parezca estar flotando en el aire me quita cualquier sentido de seguridad así pensando que en cualquier momento me puedo caer.

Pero no estamos hablando de un miedo como a lo mejor alguien le tiene miedo a las cucarachas, estoy hablando de una fobia: una maldición, una tortura con la que tendré que vivir por el resto de mis días, proporciones épicas y dignas de un ataque de vértigo mortal. Cada vez que me encuentro en una situación comprometedora me empieza con un estrés que va creciendo desde mi pecho como un veneno negro que se quiere apoderar de mis sentidos. ¿Ustedes vieron la película Spiderman 3? Algo así, ¡pero peor! Luego mi mente trata de batallarlo como un anticuerpo lucha contra un virus.

Dicen que la mente es poderosa, y puede que sea verdad. Pero si hay algo de lo que soy testigo, es que no importa cuan poderosa sea la mente, el cuerpo sigue siendo una entidad completamente distinta y rebelde que va a reaccionar como él quiera. Lo próximo que sucede es que mi cuerpo comienza a temblar y sudar frío. Utilizo la técnica básica de relajación: Respiro profundamente y trinco mis músculos para tratar de evitar el temblequeo, pero no funciona. Y ¡de repente! En un abrir y cerrar de ojos, ¡ya estoy en el piso eñangotada llorando con un ataque de pánico que no me deja ni respirar! Las rodillas se me debilitan y me da dificultad el caminar. Una inquietud me sube por la espalda, me da vértigo y vuelvo a caer en mis rodillas con la elegancia y sutileza de un elefante. Realmente es un sentimiento inexplicable e invencible.

Aun así, la realidad es que no puedo evitar situaciones donde tengo que enfrentarme a este miedo. Recuerdo ir de compras con mis amigas y no poder subir al tercer piso de Macy’s porque me daba miedo el “escalator”. La gente me miraba con cara de, “Mira a esta ridícula” pero yo sin vergüenza alguna, me tiraba al piso igual a gritar. (Bueno, quizás me da un poco de vergüenza ahora que lo recuerdo.) Ir de crucero es siempre una odisea.  Cuando me toca cruzar el puente del muelle al barco tengo que caminar con la cabeza enterrada en la espalda de mi papa para no mirar hacia abajo. Es un “truquito” que heredé de mi mama. Y si algún día tengo una hija y la pobrecita tiene la misma fobia,  será un legado que le dejaré a ella también. Tuve que ir tres veces al Empire State Building para poder llegar hasta arriba. Allí, era la única persona pegada a la pared como un chicle y con las uñas enterradas como un gatito asustado.

¡Pero eso no es todo!
Hace como 2 años atrás, fui a Nueva York a visitar a mi novio. Nunca había entrado al Toys R Us de Times Square. Por alguna razón todavía me encantan las tiendas de juguetes, me trasportan a la ingenuidad de disfrutarme las cosas sencillas de la vida (después y cuando no les tenga miedo). Entramos y lo primero que me topo es una estrella colorida (como las que hay en la feria mecánica). Le había prometido montarme en ella. Osea, estamos hablando de una estrella que está dentro de un edificio. ¿Cúan grande podía ser? Más grande de lo que yo me imaginaba. Lo suficientemente grande para inducir pánico. Tum, Tum. Tum, Tum. Tum, Tum. Mi corazón latía fuertemente. “Eh, te prometo que la próxima vez que vengamos me monto”, puse excusa “barata” como decimos en Puerto Rico, pensando que eventualmente se olvidaría de nuestro pacto. No lo hizo. Para mi suerte, el edificio donde el trabajaba se encontraba a un bloque de distancia. 


Al igual que con el Empire State Building, tuve que visitar el Toys R Us tres veces antes de lograr montarme. Hice la fila junto a niños de 2 y 4 años que esperaban su turno despreocupados. Mientras que la “mangansona” de 20 años practicaba su técnica de respiración rítmica  y su novio grababa el evento con orgullo. Me monté en el asiento de Toy’s Story donde mis amigos Woody y Buzz me dieron la bienvenida con una sonrisa amigable, pero sus ojos grandes y artificiales parecían decirme “¡Corre! ¡Todavía tienes oportunidad de vivir!” “¡SONRIE!”, me gritó una desconocida que me agarró desprevenida y me cegó con su “flash”. ¡Y arriba va! Comenzó a subir el sillón mientras se mecía de lado a lado. Se me trinca el cuello para evitar mirar hacia el lado y agarro sin piedad la barra protectora que me abrazaba el estomago.

“No esta tan mal” pensé. Hasta que paró mientras estábamos en lo mas alto. Me entró el pánico y creo que asusté a varios de los otros niños que estaban montados en el carrito cercano. Cuando terminó, antes de que llegaran a ayudarme quitar la barra, ya yo estaba casi parada y con un pie por fuera de la desesperación. En la salida te ofrecen comprar la foto que te toman cuando te montas. Caminé hacia la cabina con la intención de comprarla porque quería recuerdo de este momento histórico en mi vida donde por primera ves tomé la decisión de confrontarme a mi miedo. Pero para ser honesta, termine comprándola por la cara de idiota que tenia en la foto.

Esto ni se compara con lo que ocurrió cuando viajamos a Paris y me enfrenté a la Torre Eiffel por primera vez. Ahí, Carlos comprendió verdaderamente la gravedad de mi problema con las alturas.

Continuará…

PROLOGUE
by: Isayma Morales (my mom)
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I’ve heard on multiple occasions that people transfer their fears to their children, but I always wondered if it was learned behavior or hereditary.

Mariana was around 2 years old. We were in the second floor of the biggest mall in Puerto Rico (Plaza las Americas). I took Mariana out of her stroller and as I entered a shoe store, she held on to her father’s hand as I browsed around. In the center of the mall there has always been a big fountain that shoots a huge stream of water up in the air, about four stories high. The noise of the rushing water caught my attention. I thought it would be a good idea to show it to the baby. “Take her to see the fountain.” I told her dad. “Look Mariana, what a big stream of water!” he said, enthusiastically. I stayed in front of the store and watched as they walked over, hand in hand, so she could watch the water spectacle through the clear glass rail. Mariana kept walking towards the rail while she looked at the top of the noisy stream of water rising above her. She let go of her father’s hand and leaned on the handrail as the water shooting up to the ceiling kept getting smaller and smaller until it finally disappeared, and that’s when it happened.

Mariana moved away from the handrail shaking in panic, then got on all fours and crawled like a spider until she reached the wall on the other side. She stood up and stuck her back to the wall, petrified, fish-eyed, and panting. I hurried towards her and when I reached out to her, she rejected me. Her father thought that something must have scared her, but I knew better. I replied, “Oh, no! Poor girl… I know how she feels!” Her two-year old brain had just processed her first lesson in depth perception and the result of that was fear. I have the exact same problem with heights, but unfortunately she hadn’t learned that from me; She was born that way (Cue Lady Gaga).

I’m sorry baby! Love U!
-Mami
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Ever since I can remember, I have a fear of heights. Literally. You don’t believe me? Usually women remember playing with their mom’s makeup bag, the time they wet themselves in preschool, or the first Christmas that Santa Claus brought them a Barbie. Unfortunately, my earliest childhood memory was that of a nightmare I had where I was sitting in a swing my parents had installed under the stairs. When I looked up at the straps, they snapped off, and as I looked down to the floor, it suddenly vanished and in its place there was an endless void. Of course I started to fall violently until I awoke in horror. I was 1.

It has gotten worse with age. I think we probably become more conscious of the dangers around us as we get older. Ironically, I’ve never been afraid of flying. I’ve traveled a lot since I was little and nothing dangerous has ever happened (Thank God!), so I’ve never associated flying with my fear of heights. My fear boils down to one simple fact. If I’m directly exposed to elevation I will be afraid. In other words, anything that doesn’t provide much support or looks like it is floating in the air will always make me feel like the floor is going to collapse on me and I’m going to fall. Ladies and Gentlemen this is the kind of epic fear the scientists call a phobia: a curse… Torture. And I’m going to have to live with it for the rest of my days.

Here’s how it usually goes down every time I find myself in a compromised situation (in my mind at least). First, stress starts growing out of my chest like black venom trying to take control of my senses. Did you see Spiderman 3? Just like that, but worse! Then my mind tries to make sense of the “danger” and like an antibody, it tries to deal with the ‘virus’. Next, my body starts to tremble. I resort to the most basic relaxation method: breathing deeply and fighting my shaking muscles, but clearly that never works because this always ends with me on the floor crying having a panic attack! I try to stand but my knees think otherwise and I fall again. Timber! It always ends with an unexplainable feeling of defeat.

The other problem with this kind of fear is that it impossible to avoid on a day-to-day basis. I can remember going on a shopping spree with my friends and not being able to ride the escalator up to Macy’s on the third floor. I remember people staring at me, but without any hesitation (or sense of embarrassment) I would throw myself on the floor and start yelling. (Well, I feel a little embarrassed now that I think about it.) Going on a cruise is always interesting. When it was time to cross the bridge between the dock and the boat, I would always bury my head in my father’s back so I wouldn’t look down. It’s a little “tricky-trick” that I got from my mom. And if someday I get to have a daughter and she inherits my same fear of heights, I will pass on all that wonderful knowledge to her too. I had to go the Empire State Building on three separate occasions just so I could make it all the way to the top. When I finally did, I was the only person stuck to the wall like a piece of chewed up gum.

But wait there’s more!
About two years ago, I went to New York to visit my boyfriend. I had never gone to the world-famous Toys R Us at Times Square. For some reason I love toys stores, they’re like a time machine that transports me back to a time of innocence (back when I was still afraid of heights!). We went in and the first thing I saw was a big, colorful ferris wheel. I had promised Carlos I would ride it thinking it was smaller. I thought, “It’s a ferris wheel inside a building, how big can it be?” It turns out it was bigger than what I expected. My heart started beating hard and I made up an excuse in order to avoid riding the ‘monster’ hoping he would eventually forget our agreement. As luck would have it, Carlos worked in a building a block away from the store and he didn’t forget.

Just like what happened at the Empire State Building, it took me three visits before I actually got on. I waited in line next to kids 2 to 4 years old. But it was the 20-year-old that was freaking out about the Ferris wheel. I sat in the Toy’s Story sponsored cart where my good old friends Woody and Buzz where waiting for me to sit with them in the ‘cage of death’. “SMILE!” yelled a stranger who caught me off guard with her camera. And up we go! The ferris wheel started moving while the armchair rocked from side to side. My neck got stiff to prevent my head from moving too much to either side where impending doom awaited me, and my hands grasped the protective bar over my lap so tight you’d think I was trying to squeeze the last bit of toothpaste out of it.

“Its not so bad” I thought to myself. Until it stopped moving while we were at the highest point of the wheel. That’s when I panicked, and I probably scared a couple of the other kids that were on the nearby carts. When it was over, and before anybody could help me out, I was already sticking my foot out, searching for the ground as if touching it guaranteed my safety. At the exit they showed us the picture they took of us right before the torture began expecting us to buy it. Needless to say, we bought the picture, not because I wanted a memory of the first time I actually faced my fear and conquered it, but honestly, because of the ridiculous face I made when they snuck up on us to take the picture.

This experience, however, doesn’t even compare to what happened when we traveled to Paris and visited the Eiffel Tower for the first time. That’s when Carlos truly understood the seriousness of my problem with heights.

To be continued…

Wednesday, March 9, 2011

Your Weekly Fashion Paparazzi (Los Angeles)

Ya que paso tanto tiempo en la calle durante el día, me pareció divertido documentar los estilos de moda que la gente usa en las distintas áreas de Los Ángeles. ¿Que creen?:  
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Since I find myself roaming the streets of Los Angeles on a daily basis, I figured: Why not document all the different fashion trends that people have in the different areas of the city? So, check it out and let me know what you think: 

North Hollywood, CA
Beverly Hills, CA


Monday, March 7, 2011

Lost in translation...


A veces no valoramos ciertas cosas hasta que somos adultos. Mis papás me pusieron en, me atrevo a decir, una de las mejores escuelas en Puerto Rico, Cupeyville School. Cupeyville está basado en el sistema escolar americano, por ende la mayoría de las clases son en inglés. Es muy competitiva a nivel académico, pero lo más que puedo apreciar es el hecho de que reconocen que el éxito de los estudiantes yace en una educación equilibrada. Inculcan el arte, la música, los deportes y actividades que desarrollan liderazgo para que los estudiantes sean individuos completos.

Gracias a Cupeyville tengo una buena base del inglés. Pero, no es lo mismo saber expresarte bien en inglés a tener que hablarlo las 24 horas del día. Ahora deseo haberle hecho caso a Mrs. Montilla en mi clase de 9no grado cuando nos exigía hablar inglés en su clase todo el tiempo.

Antes de mudarme a California decidí hacer un “cross country road trip” con mi novio Carlos desde Nueva York hasta Los Ángeles. En este “road trip” aprovechamos para visitar varias amistades y familiares. Paramos en Virginia, Mississippi, Texas, New Mexico, hasta llegar finalmente a California. Lo interesante de este viaje no fue ver las distintas ciudades, fue presenciar lo difícil que se me hizo traducir mis pensamientos del español al inglés.

De Virginia a Mississippi: 6am
Paramos en una gasolinera antes de comenzar nuestro recorrido de 17 horas hacia Mississippi. La temperatura estaba en aproximadamente 20 grados Fahrenheit. Carlos se baja a echar gasolina cuando de repente, “¡Plopppp!” un ruido me impresiona. ¡Estaba cayendo granizo! Me sentí como “Chicken Little” creyendo que se caía el cielo. Carlos termina de echar gasolina y en seguida se monta en la guagua. Le digo, “¡Viste! Está cayendo granizo.” Y él me responde, “¿Granizo? ¡Eso es nieve!” Por un momento contemplamos la nieve pesada y voluminosa que en menos de 5 segundos abrigo el suelo con su colchón blanco. Luego seguimos nuestro camino batallando el espesar de la nieve en nuestro parabrisas.

Varias horas después paramos en otro puesto de gasolina ya que el tanque estaba casi vacío. Carlos se baja nuevamente pero esta ves regresa a donde mi con una sonrisa sarcástica. Me dice: “Emmm, quizás existe la posibilidad… de que quizás deje la tapa de la gasolina en la gasolinera de Virginia.” Yo respondo: “¿Qué? ¿Llevamos todo este tiempo guiando con eso abierto? ¿No se congela la gasolina?” Carlos me niega con la cabeza. Sigo, “Bueno, esto debe de pasar todo el tiempo. Déjame entrar a la tiendita y preguntar a ver si venden de esas tapas.”

Entro y en la caja registradora me recibe un personaje curioso. Un hombre alto, grueso de pelo largo dorado con vestimenta sureña que me hacia sentir como si en cualquier momento alguien sacaría un banjo para tocar música “country”. Me mira de abajo hacia arriba y dice con su acento tosco y ordinario mientras masca un chicle (espero que fuera un chicle): “Can I help you?” Y yo le contesto un poco intimidada “Yes, Sir. Do you by a chance have, or sell any…any…” ¿Tapa de gasolina? ¡¿Como se dice eso en inglés?! “Um, you know…the thingy for the gas…” le digo mientras hago un gesto de torcer con mis manos. “What I mean is…you know, the gas ‘tap’?” “No, I’m sorry ma’am.” Me responde. “Ok, thank you.” Digo y salgo cabizbaja a donde Carlos. “No, no tienen.” Carlos me pregunta: “Pero, ¿qué tu le dijiste?” “Pues, ¿que si tienen gas ‘tap’?” respondo. “¿Gas tap? ¿O quisiste decir gas cap? No te preocupes, yo voy a tratar.” Ni 5 minutos después sale Carlos con una tapa de gasolina en la mano como un campeón agarrando orgullosamente su medalla. “Tap. Tapa. Gracias a Dios que no dije: Tapation.” Terminé burlándome de mi propio anglicismo.

De Texas a New Mexico: 4pm
Uno de mis pasatiempos favoritos es la fotografía. No hace mucho atrás me compre una camarita, la misma con la que documenté nuestro “road trip”. El camino de Texas a New Mexico es bastante aburrido en su mayor parte. No fue hasta que cruzamos los pequeños poblados que me emocioné y comencé a tomar imágenes de carros oxidados y letreros pintorescos. Entre ellos, había un letrero que captó mi atención. Decía: “HAY” For Sale. Que chévere, un letrero “spanglish” pensé. Hay “for sale” pero, ¿que hay? ¿Que es lo que venden? No dije nada en el momento, pues no quería perder la oportunidad de fotografiar otros panoramas. Hasta que mas adelante observo otro letrero que dice lo mismo: “HAY” For Sale. En ese momento no pude retener mi confusión y grito, “¿Que es lo que hay for sale?”. Carlos me contesta, “¿En serio? HAY. La palabra en ingles para heno…paja. Grama seca. Como la que la venden para los granjeros. Osea que hay HAY for sale.” Y después de un silencio bochornoso, le sonreí, le di un beso y cambie el tema.

To be continued…

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Sometimes we don’t value certain things until after we grow up. My parents enrolled me in; dare I say, one of the best schools in Puerto Rico, Cupeyville School. It’s based on the American scholastic system; therefore, most classes are in English. It is very competitive at an academic level, but what I appreciated the most is that they recognized that a student’s success depended on a balanced education. They instilled art, music, sports and leadership skills into their students so that they could become well-rounded individuals.

Thanks to Cupeyville I had a great foundation in the English language. But of course, it’s not the same to speak the language than to actually function within that language 24/7. Now I kind of wish I’d listened to my 9th grade teacher Mrs. Montilla when she demanded we speak only English in her class.

So before I moved to California I decided to do a cross-country road trip with my boyfriend Carlos, all the way from New York to Los Angeles.  We made the most of this road trip by visiting friends and family. We stopped at Virginia, Mississippi, Texas, and New Mexico until we finally made it to California. Ironically, the most interesting thing about this trip did not involve sightseeing. It was witnessing how difficult it was for me to translate my thoughts from Spanish to English.

From Virginia to Mississippi: 6am
We stopped at a gas station before heading on our 17-hour drive to Mississippi. The temperature was approximately 20°F. Carlos got out to fill up the gas tank when all of a sudden; a huge “thump” startled me. Hail was falling hard all around us. For a second there I felt like Chicken Little. Carlos immediately jumped back inside the truck as I said, “Look! It’s hailing!” and he responded, “Hail? That’s just really heavy snow!” And for a moment we contemplated the snow and how it covered the ground in a matter of seconds. After the initial shock, we headed on our way.

Several hours later we stopped at another gas station. Carlos once again got out to fill up the gas tank but before he could put any money in the machine, he came back with a sarcastic smile on his face. He said: “Um, maybe, just maybe…there’s a possibility I might have left the gas cap in Virginia.” To which I replied” “What? Does this mean we’ve been driving with that thing open? Doesn’t that freeze the gas?” Carlos silently shook his head no. I reassured him “Well, I’m pretty sure this happens all the time. I’ll go in the store and see if I can find a spare one.” I went in and instead found a curious character waiting for me at the cash register: A tall, thick man with long golden hair. His southern attire made me feel like at any moment someone was going to pop out of the beef jerky section with a banjo and start playing country music. He stared at me and said, “Can I help you?” with his rough, southern accent while he chewed on what I wanted to believe was gum. “Yes, Sir. Do you by a chance have, or sell any…any…” And then it hit me. I had no idea what to call the thing that you screw on the other thing that keeps the gas from leaking out in English. “Um, you know…the thingy for the gas…” I said while doing a twisting movement with my hand. “What I mean is…you know, the gas… ‘tap’?” “No, I’m sorry ma’am.” He responded. “Ok. Thank you.” I said walking back to the truck, crestfallen. I said to Carlos, “No. They don’t have any.” But just to be sure he asked me: “What exactly did you ask for?” “Well, I asked if they had gas ‘taps’.” “Gas taps? Don’t you mean gas caps? Hold on.” He walked toward the store and 30 seconds later; he came back with a gas cap in his hand. So I basically called it “tap” because in Spanish we say “tapa”. Awesome.

From Texas to New Mexico: 4pm
One of my favorite hobbies is photography. Not so long ago I bought myself a professional camera, which I had been using to document the road trip. The road from Texas to New Mexico was pretty boring and it wasn’t until we started going through small towns that I got excited about taking pictures of rusty cars and bizarre signs. One particular sign caught my attention. It said: “HAY” For sale. (Now, you have to understand that the word “HAY” in Spanish means: “To have” or “There is”.) So it wasn’t completely out of place for me to think that this was a Spanglish sign. Which my brain interpreted as: “There’s for sale”. So, naturally I wanted to know “What” was on sale. I didn’t say anything at the time because I was too caught up in taking pictures. Until, I saw the sign again. This time I was a little more vocal about it. I said to Carlos, “What is it that they are selling over there? It’s driving me nuts!” Carlos looked over and said, “Seriously? They’re selling hay, as in straw… You know… dried up grass? As in what people with farms usually buy”… So After a moment of awkward silence, I smiled, gave him a kiss and completely changed the subject.

To be continued…

Friday, March 4, 2011

Esta semana en “OCD”: De tal palo tal astilla…bien acomoda’./ This week in OCD: The apple doesn’t fall far from the OCD tree.


Sí, admito tener “OCD” (o mejor conocido en español como trastorno obsesivo-compulsivo). Para los que no conocen qué es, les explico que su nombre es literal. Sencillamente significa que la persona que lo sufre es obsesiva y compulsiva sobre algo en particular. Hay distintos tipos de “OCD”: lavadores y limpiadores, verificadores, repetidores, ordenadores, acumuladores, ritualizadotes mentales, numerales, filosofales, obsesivos puros, etc. Podríamos decir que yo sufro un nivel leve de varios. Dicen que admitirlo es el primer paso, pero honestamente desde que lo hice nada ha cambiado. Me voy a categorizar hoy en “ordenadores”. Y cito, “*Ordenadores: son personas que exigen que las cosas que les rodean estén dispuestas de acuerdo con determinadas pautas rígidas, incluyendo distribuciones simétricas.”

Yo no me considero “exigente”, simplemente me gusta que las cosas estén en un orden especifico. Por ejemplo, voy a un restaurante con unas amistades. Un amigo recoge su cuchara mientras me hace una historia y no puedo resistir. Una fuerza se apodera de mis sentidos y automáticamente mi mirada sigue su mano hasta que suelta la cuchara en la mesa nuevamente, pero esta ves esta virada. Una vocecita dentro de mi dice, “¡Noooo! Mariana, ¡Enderézala! O habrán consecuencias cataclísmicas y el universo dejara de existir!” Y después otra vocecita dice, “Mariana, ¡no te atrevas! Vas a hacer el ridículo.” Así que por los próximos 5 minutos no hago más que mirar la cuchara con ansiedad y hacer un esquema en mi mente de cómo iba a prevenir la extinción de la raza humana al alinear la cuchara sin que nadie se diera cuenta. Hasta que por fin, mi amigo se vira para hablarle a la mesera y en menos de un micro segundo, como un guaraguao hambriento me lancé y ¡enderecé la cuchara! Así asegurando la sobrevivencia del mundo entero… De nada. Luego me di cuenta que estaba sudando y mi corazón latía rápidamente. Y ahí es que realicé… Tengo un problema.

Así que como toda persona íntegra decidí ir a buscar ayuda con la persona más inteligente y comprensiva que conozco, mi mamá. Entro a su oficina y la veo sentada frente a la computadora. La interrumpo y me recibe con una sonrisa:

“Mami…” le digo, “…tengo un problema.”
“Dime mi amor”, me contesta con su voz acogedora.
“Creo que sufro de OCD…” y antes de que pueda terminar mi oración, mami me contesta con emoción:
“¡Ay! ¡A mi también me pasa! Mira, cuando yo me reúno con clientes no puedo evitar y mirar sus escritorios y querer organizarles todos sus papeles y bolígrafos hasta que estén perfectamente alineados…”

Mientras ella sigue hablando examino con asombro su rostro pues me veo reflejada. Y como se que no me va a servir de mucha ayuda, decido recurrir a la otra persona inteligente y comprensiva en mi vida, mi papá.

Llego a la casa de mi papá y entro por la puerta que me dirige a la cocina. Me recibe con un beso y me da la bendición.

“Daddy…” le digo, “tengo un problema.”
“¿Qué pasó? ¿Estás bien?” me contesta con su tono sobre-protector.
“Creo que tengo OCD…” le digo, mientras me sirvo una leche con chocolate. Devuelvo el envase de “Quick” a la despensa y antes que pueda terminar mi oración mi papá me interrumpe: “Espérate Mariana. Antes de que sigas, pon eso en donde estaba…¡No! Ahí no estaba…un poco mas a la izquierda…ahí mismo…ah, y con el logo mirando hacia delante….. así, gracias.”

Y en ese preciso momento entendí por primera vez el significado real de que: “Lo que se hereda no se hurta.”


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  Yes, I admit having OCD (better known as obsessive-compulsive disorder). They say that the first step in recovery is acceptance. However, I’ve noticed it really hasn’t helped me much. Now, there are different types of OCD: washers, checkers, doubters and sinners, counters and arrangers, hoarders, etc. Today, I’m going to categorize myself in “counters and arrangers” as I am obsessed with order and symmetry.

I don’t consider myself “demanding” I just like things to be in a specific order, Is that too much to ask for? For example, a while back I had lunch with a group of friends. One of my friends picked up his spoon while he was telling me a story and I couldn’t resist. A force overpowered my senses and I found myself following his hand with my eyesight until he put the spoon down on the table, but when he did, it was crooked. A little voice in my head went, “Noooo! Mariana, straighten it out or the world will cease to exist. The space and time continuum will come to a screeching halt if you don’t put that spoon back into symmetry!” And then another voice told me, “Mariana, don’t do it! You’ll make a fool out of yourself!” So, for the next 5 minutes I anxiously stared at the spoon and began to plot how I was going to save the universe from complete annihilation by aligning the spoon without anybody noticing. Until finally, my friend turned to get the attention of the waitress and in less than a microsecond I swooped in like a hungry eagle and I lunged at the spoon and straightened it! You’re welcome, Earth! By the time this was over I noticed that I was sweating and my heart was beating so fast I could barely catch my breath. And that’s when I realized…I have a problem.

So like a sensible human being, I decided to get help from the most intelligent and comprehensive person I know, my mom. I went into her office and found her sitting in front of her computer. She received me with a smile:

“Mom…” I tell her, “…I have a problem.”
“Tell me sweetheart’, she answered with her cozy tone of voice.
“I think I suffer from OCD…” and before I could even finish my sentence, she replied with excitement:
“Oh! That happens to me too! Look, when I have meeting with my clients I can’t help but look at their desks and organize all their papers and pens till they’re perfectly aligned…”

While she continued to talk, I examined her face in astonishment. I actually saw myself reflected in her. And because I immediately knew she was not going to be of any help to me, I decided to go to the other intelligent and comprehensive person I know, my dad.

I arrived at his house and went in through the kitchen door. He gave me a hug and he blessed me.

“Daddy…” I tell him, “I have a problem.”
“What is it? Is something wrong?” he answered in an overprotective tone.
I tell him, “I think I have OCD…” as I serve myself a nice, big glass of chocolate milk. And as soon as I put the bottle of Nestlé’s “Quick” in the pantry, my dad interrupted me: “Wait, before you go on. Put that where it belongs…No! It wasn’t there before, it was a little more to the left…yes, there…now turn it so that the logo is facing the front…that’s it, thanks.”

So I walked away… Defeated… and in full acknowledgement that the neatly placed apple doesn’t fall far from the OCD tree.







Wednesday, March 2, 2011

Diario de un reinado poco común: Odontología a lo “MacGyver”/ Diary of a not-so-ordinary beauty queen: Odontology “MacGyver” style


Muchos saben que competí el año pasado en el certamen de Miss Universo representando a mi país, Puerto Rico. Como reina de belleza, lo que la gente conoce de ti es lo que sale en el periódico, en tus entrevistas, fotos y videos. Pero lo que no saben, es todo eso que ocurre tras bastidores.

Recordarán muchos que fui criticada por mis dientes en varias ocasiones. Mis pobres dientes, ¡como han sufrido! ¡He tenido “braces” 3 veces! No se crean que tenia un desastre de dientes, cuando niña solo tenia una separación insignificante. La primera ves que utilicé “braces” fue a los 11 años. Una semana luego de que me los quitaron, me caí de boca y me los tuvieron que poner nuevamente para prevenir que se me moviera la mordida. Pero para mi sorpresa, cuando competí en el certamen local (Miss Universe Puerto Rico) me pusieron “braces” nuevamente, esta ves separándolos para crear espacio, rellenarlos con resina y hacerlos lucir más grandes. Si, ya se, mi mama y mi papa casi lloran. Después de gastar dinero tratando de arreglarme la sonrisa, mis dientes regresaron a su forma primitiva, apartados…desprendidos.

Luego de ganar el Miss Universe Puerto Rico, y ya acercándose la fecha del Miss Universo, Telemundo Internacional me quiso hacer una serie de entrevistas y promociones en el programa de antesala al Miss Universo “Rumbo a la Corona”. Me volarían a Miami donde seria invitada especial de varios programas. ¡Yo muy entusiasmada, accedí! Desiree Lowry y el equipo se encargaron de buscarme la mejor ropa de los mejores diseñadores. Estábamos muy emocionados y sumamente preparados, hasta que…en el avión…comiéndome unas papitas, “¡CRACKKKK!”, ¡se me rompió la resina entre los dientes delanteros! ¡O noooo! Entre frustración y desespero, le cuento a mi novio mi desgracia, ¡pero el me tiene un viejo remedio de la industria de la televisión! Me aconsejó que utilizara un pedacito de chicle para rellenar el espacio. “Seguramente se nota en persona, pero en la cámara es irreconocible” me aseguró. Lo traté y decidí probar mi suerte con Desiree. Sin decirle mi “disimulo” le dije sonreída: “¡Mira Desi!”, y ella me contestó sorprendida, “Wow! Como te lo arreglaron?”. Le conté de mi maniobra y acordamos que era la mejor solución en el momento. Al otro día, mientras Junior Meléndez me arreglaba para mi primera entrevista, relajaba con ellos diciendo: “Ustedes se imaginan que llegue a la entrevista y me pregunten: ¿Y cual es tu truquito de belleza?...Eh, ¡¿Trident?!”, contesto trabajosamente entre risas, pues si sueno las “eses” fuertemente, ¡va y el chicle sale volando! Ciertamente, llego a la primera entrevista y me topo con mi primer reto, “Permiso…” me dice un hombre que no conozco pero parece de importancia pues lleva libreta en mano y su tono de voz trae cierta distinción, “Tienes…como que…una cosita blanca en el diente”. ¡Que vergüenza! Le contesto rápidamente: “¡Ay, gracias!”. Saco mi espejito de mano y me acomodo el chicle para que no se vea tan obvio. Me siento. Primera pregunta: “Bueno Mariana cuéntanos, ¿cual es tu truquito de belleza?”. En ese momento, con mi vista periférica veo a Desiree y a Junior romper en carcajadas y no puedo evitarlo. Mi profesionalismo no dura ni un segundo y ¡me echo a reír también! Mientras los demás nos miraban confundidos, nosotros con nuestro chiste interno no parábamos de reírnos.

Para las próximas entrevistas ya era toda una “profesional” manejando el chicle. No fue hasta el final que me pasó lo que tanto temía: ¡se me salió el chicle en el medio de una entrevista! Mientras el entrevistador me formulaba la próxima pregunta, mi lengua bailaba en mi boca recorriendo diente por diente hasta encontrar aquel pedacito de chicle y posicionarlo nuevamente en el espacio como un rompecabezas. Fue difícil, ¡pero lo logré! Para el momento en que él terminó la pregunta ya el chicle estaba en su lugar nuevamente.

La moraleja de la historia: yo creo que me merezco una campaña publicitaria de Trident. Si alguien sabe cómo puedo comunicarme con ellos, ¡me avisan!
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As many of you know, last year I competed in the Miss Universe pageant representing my country, Puerto Rico. As a beauty queen, what people know of you is what’s published in the media. But, what they don’t know is everything that happens behind the scenes.

I recall being criticized because of my teeth in various occasions. My poor teeth! I’ve had braces 3 times! Don’t get me wrong my teeth weren’t that disastrous. Before I had them fixed, I had a subtle gap.  The first time I had braces was when I was 11. A week after they took them off, I fell on my face and they had to put them back on to prevent my teeth from shifting. But to my surprise, when I competed for the local pageant in Puerto Rico, I had bracers put on for a third time this time to space my teeth out so that they could fill the spaces with resin to achieve a bigger smile. Yes, I know, my mom and dad suffered more than I did. After spending money trying to fix my smile 10 years previously, they returned to their original phase, apart…distant.

After winning the local title and with the Miss Universe pageant just around the corner, Telemundo International approached me to do a series of interviews on their prelude to the pageant “Rumbo a la Corona”. They were going to fly me to Miami and I was to do appearances on different shows. I was ecstatic! Of course I agreed! Desiree Lowry and the team took care of picking up the best clothes from the best Designers. We were very exited and completely prepared, until…while in the plane…eating a bag of chips, “CRACKKKK!” the resin between my front teeth broke! Oh noooo! In a fit of frustration and anxiety, I called my boyfriend to tell him about my current emergency. But, he had a solution! An old remedy of the tv industry. He suggested I used a small piece of gum to fill in the gap. “Its probably noticeable by the naked eye, but its unrecognizable in the camera”, he assured me. I decided to test my luck first with Desiree. Without a word about my “solution” I said to her with a big smile: “Look Desi!” and she replied in awe, “Wow! How did you fix it?” I told her of my maneuver and we agreed it was the best solution at that time. The next day, while Junior Melendez fixed my hair and makeup for my first interview, I would joke around saying: “Could you imagine if I arrived at the interview and their first question is: So, what’s your beauty secret? ...Ah, Trident?!” I replied with effort because If I sound the “S” hard enough, I’m afraid the gum with fly out of my mouth!

Surely enough, I get to my interview and encounter my first obstacle, “Excuse me…” says a stranger who looks like he’s in charge. “You have…a little…white something on your teeth”. I’m so embarrassed! I reply quickly in my nervousness: “Oh, thanks!” I take out a mirror from my purse and arrange the gum so that it doesn’t look that obvious. I sit down. First question: “Well Mariana, can you tell us what’s your beauty secret?” In that moment, I look at Desiree and Junior with my peripheral vision. They both crack up and I can’t help but burst out laughing while everybody else looks at us in confusion. For my next interviews I was already a professional in the art of “mastering” the gum. It wasn’t until the end, when fear looked me in the eye: the gum fell out in the middle of an interview! While the interviewer formulated the next question, my tongue danced around my mouth, traveling tooth by tooth at amazing speeds until it found that little piece of gum and put it back in the gap like a puzzle. It was difficult, but I did it! By the time he finished the question, the gum was in its place.

And the moral of the story: I think I deserve an ad campaign from Trident. If anybody knows how to get in touch with them, let me know!